Se ha afirmado que el mero estudio de la mente con el conocimiento de los hechos no es educación. La mente no sólo debe poseer un conocimiento de la verdad, sino que el alma debe venerarla, apreciarla y amarla como a una joya de valor incalculable; y esta vida humana debe ser guiada y moldeada por ella para cumplir su destino. Por esta razón, creo que la esencia de la educación es la oportunidad de crecer recibiendo conocimientos y habilidades que nos permitan razonar, utilizando los conocimientos y habilidades junto con la intuición y la elección, provocar el crecimiento que completa el ciclo continuo del aprendizaje.
Cada persona es un individuo diferente y único, con distintos talentos, capacidades, deseos y oportunidades. Es responsabilidad del profesor ayudar a inculcar a los alumnos sentimientos de autoestima, confianza y capacidad para dar lo mejor de sí mismos. Creo que es tan importante que alguien que quiera ser cavador de zanjas sea el mejor cavador de zanjas que pueda ser como que alguien que quiera ser médico sea el mejor médico que pueda ser. Es importante que nuestro cerebro sea un almacén de información variada, capaz de recordarla para una necesidad determinada. Si un estudiante no sabe una respuesta, debe saber cómo encontrar la respuesta a su pregunta.
Mi filosofía es que la responsabilidad del profesor no está sólo en el aula, sino en interesarse por lo que el alumno hace fuera de ella. Cuando los números lo permiten, el profesor debe asistir a los eventos que son importantes para los estudiantes, es decir, el partido de fútbol, el recital de música, la carrera de atletismo, la obra de teatro de la escuela, el club de debate, o el recital de danza.